La propuesta plantea un diseño estructurado en torno a un vial central que actúa como eje vertebrador del conjunto. Las parcelas se distribuyen estratégicamente para optimizar la orientación de las viviendas, maximizando la captación de luz natural y asegurando vistas hacia el frente de la playa. 

En el centro del vial, se proyecta un espacio ajardinado que no solo funciona como elemento paisajístico, sino que también actúa como una pantalla visual, generando privacidad entre las fachadas opuestas.

Este espacio central se concibe como un jardín de lluvia, diseñado para la recolección y gestión sostenible de aguas pluviales. Su función es doble: por un lado, permite la infiltración progresiva del agua al subsuelo, contribuyendo al equilibrio hidrológico del terreno; por otro, almacena y redistribuye estos recursos para el riego de la vegetación, promoviendo un modelo urbano más resiliente y autosuficiente. 

Los espacios públicos y deportivos se ubican en la parte más cercana a la playa, creando una buena transición entre el ámbito residencial y el lúdico asociado a la playa. Para su diseño, la accesibilidad universal y la inclusión social han sido principios básicos, garantizando que el espacio público sea un entorno abierto, participativo y de calidad para todos.  

La intervención contará con vegetación autóctona adaptada a las condiciones del entorno marino. Se emplearán especies resilientes de árboles y arbustos que contribuyan a la mejora ambiental, proporcionando sombra, reduciendo el impacto del viento y favoreciendo la biodiversidad local.